Antonio Villalobos deja una huella imborrable

Acabamos de recibir la triste noticia del fallecimiento de Antonio Villalobos a quien recordaremos siempre por esa combinación de treja capacidad de entrega y trabajo y una ternura inconmensurable.
Antonio Villalobos Torres, nació en Trujillo en los años 50. Como estudiante universitario se integró a la Unión Nacional de Estudiantes Católicos – UNEC en el tiempo en que llevaba la asesoría Pilar Coll, quien fue un referente muy importante para él. Siguió estudios de antropología tanto en Trujillo como en Lima.
Fue un laico comprometido con una enorme dedicación al trabajo de formación de laicos y de promoción de su participación social y política. En los años 80 viajó al Cusco donde primero trabajó en el Instituto Jesús Obrero CAIJO de Andahuaylillas y más adelante cumplió con dedicación y gran responsabilidad delegado parroquial en Pucará (Puno) y en Colquemarca (Chumbivilcas). Luego en los años 90 se integra al Instituto de Pastoral Andina y apoyó como asesor laico a la UNEC del Cusco. Fue también integrante del Movimiento de Profesionales Católicos – MPC.
Siempre comprometido con promover una sociedad justa y fraterna, realizó una labor incansable al servicio de organizaciones sociales para que encontraran caminos de expresión social y política. Más recientemente estaba muy involucrado en la consolidación de un movimiento por la defensa medioambiental.
A pesar de su delicada salud, Toño Villalobos, como lo conocíamos más familiarmente, tenía una fortaleza física y espiritual impresionante. Su dedicación y afecto por las personas generó siempre una gran admiración y cariño haca él. Deja una huella imborrable como laico comprometido, como activista social incansable y como testigo de la esperanza en construir una sociedad fraterna y justa.
Antonio Villalobos, segundo sentado, comenzando de la izquierda