Cuarto Domingo de Pascua. Reflexión de Luis Fernando Crespo. 2025

Difundimos la reflexión del cuarto Domingo de Cuaresma por Luis Fernando Crespo, titulada “Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen”.
No deje de leer los Textos Bíblicos antes del comentario.
Lecturas: Hechos 13,14. 43-52; Apocalipsis 7, 9. 14-17; Juan 10,27-30.
La Pascua que venimos celebrando –la muerte y resurrección de Jesús–, como la primera Pascua, es acontecimiento de salvación: aquélla liberó al pueblo judío de la esclavitud en Egipto, la de Jesús libera a la humanidad entera para una victoria sobre el pecado y la muerte. Frente al pecado ofrece perdón, frente a la muerte avasalladora promete “vida eterna”. La expresión no se agota en el significado de una vida sin término, más allá de esta vida terrena. En el lenguaje de Jesús quiere decir una vida plena en Dios, a semejanza y fundamentada en la del Señor resucitado. En el bautismo –dice Pablo en la Carta a los Romanos– hemos sido sumergidos en la muerte de Jesús, para resucitar con él a una “vida nueva”. En esta vida terrena, limitada, expuesta necesariamente a la muerte, vivimos ya anticipadamente, por el Espíritu del Resucitado que se nos ha dado, la novedad y la fuerza de la “vida eterna” cuya plenitud esperamos. Su manifestación más profunda es el amor, la justicia y la alegría de quien espera con firmeza y tenacidad.
Lee la meditación desde tu móvil: REFLEXIÓN.
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