Difundimos la reflexión del octavo Domingo del Tiempo Ordinario por Luis Fernando Crespo, titulada “Cada árbol se conoce por su fruto”.
No deje de leer los Textos Bíblicos antes del comentario.
Lecturas: Eclesiástico 27,4-7; 1 Corintios 15,54-58; Lucas 6,39-45.
diversas ocasiones y recogidas por Lucas en esta sección llamada “el sermón del llano”. En el texto leído el domingo pasado Jesús se había referido a las actitudes con que se debería tratar a los enemigos: amarlos, rezar por ellos, ser generosos. Luego parece pensar en los discípulos y en las relaciones sanas entre ellos: “No juzguen, no condenen, den…” (Lc. 6,37-38). Las palabras que siguen –las propuestas para este domingo- vienen a aclarar mediante “una parábola” que entre los discípulos nadie debe pretender erigirse como juez y maestro por encima de los demás. Lo expresa con mucha plasticidad: “¿podrá un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?”. Quizá llegue un día en el que el discípulo “esté perfectamente instruido” y pueda llegar a ser “como el maestro”.
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